La zona de la Baldosa de Vilagarcía pasa por ser una de las más conocidas de la ciudad debido a la gran afluencia de peatones que por ella pasean o que se detienen a degustar vinos y tapas en los múltiples bares que en la zona están situados. Aunque el suelo presenta placas de piedra (similares a las que tuvo en su primera construcción, pero más niveladas) adornadas con motivos artísticos y no los baldosines de antaño, os vamos a contar la historia de esta céntrica calle.
En un primer momento se le denominó al principio de su construcción "Marqués de Aranda", porque se pudo trazar gracias a una donación de un terreno que era propiedad de D. Juan Ozores Valderrama, señor de Rubianes y marqués de Aranda.
El excelentísimo señor D. Juan Ozores Valderrama era, por aquel entonces, el Presidente del Consejo de Administración de la compañía concesionaria del primer ferrocarril gallego, que al nacer se denominaba "Ferrocarril Compostelano de la Infanta Dña. Isabel", y que unía la antigua estación de Santiago (Cornes) y la antigua de Vilagarcía (Carril). Sé inauguró el 15 de septiembre de 1873 y, años más tarde (1880), al pasar este primer ferrocarril de Galicia a manos inglesas, bajo la dirección de John Trulock, abuelo de Camilo José Cela, se denominó "The West Galicia Railway Company Ltd.".
El Ayuntamiento de Vilagarcía, comandado en aquel momento por su alcalde D. Rodrigo Barrio de Mendoza, marqués de Vilagarcía, decidió que esa calle llevara el nombre del donante del terreno, para que se pudiese trazar esa vía y por varias atenciones y cesiones más a este municipio.
Desde el momento de su construcción en esta calle se celebró el mercado de verduras, y así se continuó haciendo hasta el mes de julio de 1923, en que, por acuerdo del pleno municipal se trasladó a la que se denominó Plaza del Mercado, hoy Plaza de la Independencia.
El firme de esta calle, en principio, fue enlosado con planchas de piedra y así se mantuvo hasta el año 1912, en que, debido al deterioro y a la irregularidad de este firme el pleno municipal acuerda que: "La irregularidad del pavimento de esta calle, su desnivelación, bajo nivel de su rasante respecto de sus calles laterales y la importancia que para Vilagarcía representa, son razones que imponen se mejore su solado en relación al tráfico que manifiesta". Y sigue: "En atención a que por esta calle no circulan carros con llanta y clavos de resalto, y a que en ella se celebra el mercado diario, se proyecta solarla con cemento". Esto lo acordó el pleno el día 9 de marzo de 1912.
Se efectúa el proyecto que firma el ingeniero y director facultativo Sr. Álvarez de Quiñones y que entre otras cosas dice: “levantado que sea el enlosado actual de esta calle, se nivelará el suelo, apisonándole y regándolo, después se extenderá una capa de arena, zarzo de treinta centímetros y por medio de agua y pisón se consolidará lo mejor posible, encima se extenderá una placa de quince centímetros de espesor de hormigón formado con piedra machacada al tamaño de cinco centímetros, procedente de Xiabre, perfectamente limpia y con cemento “Asland”, extendiéndose cuidadosamente y con limpieza, apisonándole. Colocado el hormigón y cuando esté a medio fraguar se dará el enlucido, separándolo en dos capas, se procederá después al abujardado con rodillo y al rayado hexagonal para darle apariencia de baldosín, pero sin la fragilidad que tendría si así fuese...”. Sigue la explicación del proyecto con profusión de detalles.
La cuantía de la obra fue considerada como fuerte suma para el presupuesto municipal de este momento, y se decide ejecutar de momento el trozo primero, el comprendido entre las calles Comercio (hoy Valentín Viqueira) y la calle Gerona (hoy Conde de Vallellano), lo cual, dándole a las aceras un ancho de un metro y veinte centímetros, daba 393 metros cuadrados para cementar y marcar, que a 14 pesetas el metro dio un importe de 5.600’25 pesetas. Esta cantidad fue aprobada, dejando para el próximo presupuesto municipal el resto. Ocurrió que estaba en trámite el proyecto de alcantarillado, lo que detuvo la obra un año, realizándose en 1913.
A partir de ese año, el pueblo en general denominó siempre a esta calle "A Baldosa", a pesar de que ostentó diversos nombres: el primero fue "Marqués de Aranda"; durante la II república se denominó con los nombres de los dos primeros caídos por defender las ideas republicanas los capitanes, de artillería Fermín Galán y de infantería Ángel García Hernández, hechos prisioneros en el pronunciamiento republicano del 12 de diciembre de 1930, siendo fusilados. Esta calle en su recuerdo se denominó "Galán y García Hernández"; después de la guerra civil se llamó "Héroes del Alcázar", conmemorando aquella batalla; y finalmente lleva ahora el nombre con el que el pueblo la denominó siempre desde 1913: Rúa da Baldosa.