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REPORTAJES TURVILAGARCIA
HISTORIA DE SANTA RITA
Historia de la italiana Rita Mancini Ferri “Santa Rita”, villagarciana de adopción.

En la región italiana de Umbría, célebre por la fertilidad de sus campos y la hermosura de sus valles, en una aldea llamada Rocca Porrena, a tan sólo diez km. de Casia, nace en mayo de 1381, Rita Mancini Ferri, que sería, al paso de los años, virtuosa adolescente, sumisa y cariñosa esposa, madre ejemplar, sufrida viuda y religiosa modelo.

Fue hija única del matrimonio formado por Antonio Mancini y Amada Ferri, que la tuvieron a edad muy avanzada, causando por esta circunstancia, su nacimiento, admiración y alegría entre sus convecinos. Con respecto a su nombre, os diré que no se conocía con anterioridad, siendo ella la primera así llamada y la tradición y la fe cristiana nos dicen que fue puesto por inspiración divina.

En su adolescencia se dedica al estudio y la oración, ocupaciones a las que quiere dedicarse como religiosa. Sin embargo, el tiempo pasa y contrae matrimonio con un joven perteneciente a la nobleza de Casia, llamado Pablo Fernando, de carácter brusco e irascible que la maltrata continuamente. Logra Rita, con su educación, bondad y cariño y sobre todo con enorme paciencia y resignación, cambiar el carácter de su marido, dándole dos hijos, varones llamados: Juan Santiago y Pablo María.

Muerto asesinado su marido, pide a sus hijos que alejen de sus mentes la idea de venganza. Antes morir que matar, es su consigna. Enferman estos y fallecen, víctimas de la peste negra que invadía Europa desde 1338.

Al morir ahora sus hijos, queda sola en el mundo dedicándose por entero a la caridad y a la oración. Renace en ella su vieja pretensión de consagrarse a Dios y se presenta en el convento de Agustinas de Santa María Magdalena de Casia, en donde, tras tres negativas, es aceptada, entrando a formar parte de aquella comunidad en el año 1413, cuando contaba 32 años de edad.

Su vida como religiosa fue en todo momento ejemplar. Según el historiador y biógrafo de Umbría. Jacobilli, durante los 44 años que pasó como religiosa, tuvieron lugar hechos prodigiosos, la estigmatización de su frente, el brote de rosas en el helado invierno, etc.

Falleció en olor de santidad, tras cuatro años de enfermedad, el 22 de mayo de 1454 a los 76 años de edad.

Todos aquellos hechos prodigiosos y los favores obtenidos por los fieles que solicitaron su intercesión dan a Rita gran renombre y devoción, mucho antes de su beatificación, que tiene lugar en 1900 canonizada por el Papa León XIII.

Llega su devoción a Villagarcía al construirse y habilitarse la Iglesia-Convento de Vista Alegre por orden del ilustre villagarciano D. Femando de Andrade y Sotomayor, por aquel entonces arzobispo de Santiago. La primera comunidad de religiosas Agustinas que aquí se establecen como fundadoras, procedían del Convento de San José de Villafranca del Bierzo (León) y la componían las religiosas siguientes: como priora, la madre Juana de San Miguel y para los demás oficios las madres Mariana de San José, Inés de la Concepción, Ana de Santa Teresa y Juana de San Benito, que llegan el día de San Juan, 24 de junio de 1652, encerrándose en la clausura ese mismo día. Con ellas traen una imagen de Rita de Casia, que todavía se conserva, acudiendo los fieles a ella buscando su intercesión. La imagen está en el altar, fue donación de una piadosa señora, que ingresó como religiosa en el convento y en él falleció en la segunda mitad del S. XIX y que se conocía como madre Santa Rita. La imagen que sale en procesión fue comprada por la comunidad, con los donativos de los devotos a finales del S. XIX.
Se celebraba hasta 1913 una novena en honor de la santa, pero un hecho fortuito va a engrandecer y magnificar su culto a partir de este año. Era dueño por aquel entonces, de la parte del palacio que hoy ocupa el colegio Filipense, D. Antolín García, casado con Dña. Carmen Fernández, hija de un rico-hombre llamado D. José Fernández, que era propietario de minas de plata en México y amigo íntimo del presidente de aquel país D. Victoriano Huerta. Invita el matrimonio García-Fernández, al joven hijo del presidente, a pasar una temporada en Villagarcía, pero cuando el barco que lo traía llega a Barcelona, enferma gravemente temiéndose por su vida. El matrimonio villagarciano, lo encomienda a Santa Rita y el joven se cura de su gravísima dolencia.

En agradecimiento, Antolín García ordena magnificar el día de Santa Rita con misas solemnes, corriendo él con todos los gastos. Al año siguiente es el propio Antolín el que enferma gravemente y su esposa y familiares piden a la santa por su restablecimiento, cosa que se produce en unos pocos días. Ante esta milagrosa curación, la familia de García-Fernández, regala al convento, un altar portátil de madera tallada para la santa, el hábito para la imagen que sale en procesión y la peana-anda, también de madera tallada, sobre la que se saca la imagen. Ordenan se digan misas todo el día de la festividad y se establece el 22 de mayo una fiesta romería con músicas y baile en las calles.

Esta romería gozó desde entonces de gran fama en toda la región, acudiendo gentes de todos lados, con toda clase de peticiones a la Abogada de los imposibles, a Santa Rita de Villagarcía.

La devoción popular hizo así, a Rita Mancini Ferri, Santa Rita, villagarciana de Adopción.

Manuel Suárez Fuentes - Colaborador histórico
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